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necesidades, transforma la realidad y a sí
mismo.
La actividad pedagógica profesional
de dirección contiene en su esencia la
actividad de dirección la que se caracteriza
por la especialización de los dirigentes en
orientar el trabajo colectivo, influyendo
sobre los subordinados, de manera
consciente, premeditada, sistemática y
estable, a fin de lograr los objetivos
propuestos.
También en su contenido, esta
actividad integra la categoría actividad
pedagógica profesional, definida por el
DrC. Lisardo García del Instituto Central
de Ciencias Pedagógicas de la República
de Cuba en 1992 y citada por (Alonso,
2002, p. 45) con los siguientes términos:
Es aquella actividad que está
dirigida a la transformación de la
personalidad de los escolares en
función de los objetivos que plantea
el Estado a la formación de las
nuevas generaciones. Se desarrolla
en el marco de un proceso de
solución conjunta de tareas
pedagógicas, tanto de carácter
instructivas como educativas y en
condiciones de plena comunicación
entre el maestro, el alumno, el
colectivo escolar y pedagógico, la
familia y las organizaciones
estudiantiles.
Retomando el estudio realizado por
Alonso se puede concretar que:
Aunque esta categoría se ha
reducido hasta ahora al marco de la
relación “educador-educando”, se
valoró que - dada la amplitud de su
contenido - podría extenderse
también a la relación “dirigente-
dirigido (Alonso, 2002, p. 45).
El DrC. Alonso, en el trabajo citado
en párrafos anteriores, concluye que la
actividad pedagógica profesional de
dirección:
Es una forma de actividad de
dirección específica del sector
educacional, que se distingue por el
marcado carácter técnico-
metodológico y científico-
pedagógico con que se desarrolla
el proceso de dirección y por su
clara orientación hacia la
transformación de la personalidad y
el desarrollo profesional de los
cuadros y docentes, en función de
los objetivos que plantea el Estado a
la formación de las nuevas
generaciones; actividad que se
desarrolla en el marco de un proceso
de solución conjunta de tareas
pedagógicas - tanto instructivas
como educativas -, y en condiciones
de plena comunicación entre
dirigentes y dirigidos, con la activa
participación de las organizaciones
políticas, sociales y de masas que
actúan en su entorno (Alonso, 2002,
p. 46).
La definición asumida por la autora
conlleva, que el director (a) se reconozca,
se sienta y actúe como maestro de sus
subordinados directos, de los cuales
también aprende. Esto implica ver, desde
lo integral, la interrelación de varios
elementos esenciales que contribuyen a la
elevación de la calidad de la educación: la
gestión de dirección, (que a criterio de la