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En el primer grupo se encuentra la
jerarquía de necesidades de Maslow en la
cual se postula que todo ser humano tiene
cinco necesidades básicas: fisiológicas, de
seguridad, sociales, de estima y de auto
realización; seguidamente, está la teoría de
McClelland quien considera que muchas
de las necesidades son adquiridas en la
cultura entre las que destacan la del logro,
de afiliación y de poder. Por último,
tenemos a Herzberg y su teoría de dos
factores: insatisfactorios-satisfactorios,
higiene-motivadores o extrínsecos-
intrínsecos; para comprender estos en el
ámbito laboral los insatisfactorios, de
higiene o extrínsecos son los relacionados
al salario, la seguridad del puesto, las
condiciones de trabajo entre otros; y los
satisfactorios, motivadores o intrínsecos
son el logro, el reconocimiento, el ascenso,
la responsabilidad entre otros.
En el segundo grupo se encuentra
Víctor Vroom con la teoría de las
expectativas en la que considera que el
individuo al ser alguien pensante,
razonable y que alberga creencias, tiene
esperanza y expectativas respecto a
eventos futuros de la vida por lo que
encuentra motivación en ello para realizar
ciertas acciones que le permitan obtener
algo específico. Le sigue la teoría de
equidad de Adams, quien considera que los
empleados realizan comparaciones entre
los esfuerzos y recompensas propias y la
de aquellos que están en condiciones
similares a la suya, por lo que la
percepción de equidad o injusticia se basa
en los resultados obtenidos de dicha acción
y, por consiguiente, en el incremento o
reducción de resultados esperados en un
funcionario en específico de la
organización o institución. Por último, la
teoría de fijación de metas de Locke en la
que declara que entre más estimulantes y
retadoras sean las metas mayores niveles
de desempeño por lo cual, es necesario la
claridad y especificidad en la meta a razón
de obtener un desempeño deseado.
A partir de lo anterior, es posible
considerar que muchos profesionales se
plantean la meta de obtener un grado
académico que les permita cumplir con sus
expectativas laborales y personales, no
obstante, el tener éxito en esta línea
depende tanto del individuo como del
colectivo, como lo indica Chiavenato
(2011) al afirmar que
el sistema de recompensas brinda
diversos incentivos tanto individuales
como colectivos, los cuales
promueven de forma eficaz los
objetivos de la organización, siendo
la recompensa la mayor motivación
que el o la funcionaria puede recibir
por el desempeño o realización de un
buen trabajo. (2011, p. 58).
Por lo tanto, considerando que el
recurso humano es el mayor y mejor bien